lunes, 12 de octubre de 2009

12 de Octubre: Nada que festejar...





"El telar del sol":
¿Qué hago con esta sangre de dos sangres?
¿Qué hago con el silicio que me habita?
¿Qué hago con estos pómulos de huarpe
y esta barba telar encanecida?
¿Y qué con mi memoria irreverente
que no quiere olvidar y que no olvida?
¿Y este idioma curtido a la intemperie
sobre el idioma muerto de mi raza?,
¿Con esta antigüedad de antigua piedra
y la genealogía de mis padres?
¿Qué hago con este polvo enamorado
de mi palabra nueva en tu palabra?
(...)Mis hembras han tejido en su paciencia,
telar continental, todas las sangres.

Armando Tejada Gómez,
"Telar de la sangre", El telar del sol, 1992.


Día de la Raza con significado escondido

Por Elizabeth Bergallo.

El Día de la Raza, tal como fue instituido por el decreto de Irigoyen(**), evoca la invasión española, más conocida como “el descubrimiento de América” dice Felipe Pigna en Los mitos de la Historia Argentina.
Había sido poblada 30.000 años atrás. Los primeros habitantes llegaron desde Asia y Oceanía, en diferentes etapas.América no se llamaba así en 1492.
Algunas sociedades, como la de los mayas, y hasta los pueblos cazadores-recolectores habían logrado una extraordinaria cultura entramada en una cosmovisión o armonía natural-humana-espiritual, que implicaba e implica conocimientos que hoy reconocen algunos de los que están en las vanguardias de las ciencias.
Quizás hoy no merecen comentarios, por insostenibles, los términos que aparecen en tal decreto, como “descubrimiento”, “ampliación de los límites de la tierra y del espíritu”, “genio hispano” ligado a la “visión suprema de Colón”, “conquista”, “valor de sus guerreros y fe de sus sacerdotes”, “levadura de su sangre”, “herencia inmortal”. Términos que reflejan el punto de vista colonialista, que deposita en la “raza” colonizadora esos atributos esenciales.
“Son la mejor gente del mundo y sobre todo la más amable, no conocen el mal –nunca matan ni roban- aman a sus vecinos como a ellos mismos y tienen la manera más dulce de hablar del mundo, siempre riendo. Serían buenos sirvientes, con ciento cincuenta hombres podríamos dominarlos y obligarlos a hacer lo que quisiéramos.” Así aconteció, Colón los obligó a traer todo el oro que encontrasen, so pena de cortarles las manos.
Los arahuacos, habitantes originarios de las Islas, y los otros habitantes del continente, y los que atravesaron el océano en calidad de esclavos, comenzaron a descubrir el sentido del capitalismo, y padecieron sus últimas consecuencias: la aniquilación social/étnica y el ecocidio.
Los monarcas españoles se ocuparon al mismo tiempo de la expulsión de los sefardíes en 1492, afincados en esas tierras desde hacía siglos, y de los musulmanes en 1502, previa confiscación de sus pertenencias, claro. Todos ellos eran miembros de esa comunidad nacional diversa que tenía el nombre de España. Todos aquellos que fueran sospechados, minorías o grupos étnicos que profesaran otra religión, aún pensadores como Galileo cuyos descubrimientos pusieran en duda los pilares ideológico-religiosos sobre los que se asentaba el poder temporal, y hasta los propios sacerdotes católicos que se opusieron, iban a sufrir las consecuencias de la Inquisición. La Inquisición Española, cuyos estatutos más cuestionados fueron entre otros los de “limpieza de la sangre”, y que se extendió, además, por más de tres siglos a los dominios españoles en América, fue autorizada por la bula “Exigit sincera devotionis” del papa Sixto IV en 1478. El historiador tetuaní Mohammed Ibn Azuz Hakim escribió en 2002 una carta abierta al Rey de España, Juan Carlos I, para pedirle, una reparación moral por el agravio cometido a sus antepasados, evocando una “reparación” similar a la de los judíos sefardíes: la revocación, cinco siglos después, del decreto de expulsión de los mismos en 1492. En España, el rey Alfonso XIII estableció esta fecha, el 12 de Octubre, como "Fiesta de la Raza" y en 1958 se la reconoció como “Día de la Hispanidad”. Hoy es difícil pronunciar algunos términos sin evocar el contexto ideológico-económico-político que les dio origen. Hoy el racismo es una doctrina con pretensiones científicas, hilada en supuestos filosóficos o religiosos en función de los cuales se devalúa en nombre de criterios biológicos a “otros” pertenecientes a ciertas categorías de poblaciones. El término raza, que naturaliza las diferencias, es hoy de dudosa validez en taxonomía biológica y de ninguna en antropología.
No son menos racistas algunas formas de pensamiento en la medida en que consisten en concebir y devaluar algunos grupos como definitivamente diferentes e inferiores. Hoy, quizás, no se invoca la idea de “raza” sino la de “cultura”, o aún “diversidad cultural” (en los casos en que se desplaza el significado anterior), para explicar que existen diferencias esenciales y desigualdades permanentes y definitivas entre los grupos, lo cual es una manera sutil de justificar la opresión de unos sobre otros.
La idea de raza, en nuestra historia, vino combinada con la idea de nacionalidad. Las teorías racistas, subordinadas al pensamiento positivista, en nombre de la civilización, proveyeron gran parte del lenguaje científico para la formulación de políticas públicas respecto a la educación, crimen, salud, inmigración, y de prácticas que implicaron mecanismos de segregación de todo lo que se dictaminó como diferente (en términos culturales) o subalterno (en términos sociales). La prohibición manifiesta o latente del uso del idioma originario es sólo un ejemplo.
El Chaco fue uno de los últimos espacios americanos en iniciar el proceso de destrucción de lo diferente. No sólo en relación a lo étnico. El ambiente chaqueño en las primeras décadas del siglo pasado había perdido el ochenta por ciento de sus bosques. El triángulo-ferrocarril-latifundio-obraje terminaría con los centenarios bosques de quebracho. La expansión del monocultivo apresuró el despojo ecológico y cultural. Este último como consecuencia de lo primero. Decía Eduardo Rosenzwaig “El desierto o la desertización es el punto culminante de la naturaleza y la cultura entendidas como barbarie, como lo salvaje, como mercancías.” El reconocimiento de núcleos críticos de la historia, y de ciertos modelos que nos han construido como nación y como cultura, su develamiento, puede servir para sostener una mirada más humana hacia este tiempo. Pero el problema de ciertos enfoques que se centran sólo en lo cultural como eje del problema, es haber renunciado casi por completo a toda preocupación por las articulaciones histórico-sociales o político-económicas de los procesos culturales.
El Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) presentó un proyecto de decreto en el que proponía que “El Día de la Raza” pase a denominarse “Día de la Diversidad Cultural Americana”. El término raza fue utilizado durante siglos para justificar el genocidio y la discriminación.
Hoy es necesario reconocer a todas esas minorías que fueron discriminadas, perseguidas, expulsadas en nombre de ideologías o de intereses que justificaron su opresión, algunas llegaron a este continente, otros pueblos o sectores también discriminados, perseguidos o expulsados lo siguen habitando. La discriminación se reproduce, sin embargo, en paradigmas de pensamiento, en actitudes, en sutiles mecanismos institucionales, y hoy éste es el complejo mundo en el que nos toca vivir.
En busca de una sociedad más justa, sólo la aceptación y el reconocimiento del otro, es decir, la comprensión de su especial modo de entender o significar el mundo es fundamental para poder, en un plano de igualdad, discutir sobre la posibilidad de construir un mundo que nos comprenda a todos. *Mgter. en Antropología Social **El decreto de Irigoyen, en 1917, que instituyó el 12 de octubre como "Día de la Raza" y declaró ese día como "Fiesta Nacional” dice lo siguiente: 1º. El descubrimiento de América es el acontecimiento más trascendental que haya realizado la humanidad a través de los tiempos, pues todas las renovaciones posteriores derivan de este asombroso suceso, que a la par que amplió los límites de la tierra, abrió insospechados horizontes al espíritu. 2º. Que se debió al genio hispano intensificado con la visión suprema de Colón, efeméride tan portentosa, que no queda suscrita al prodigio del descubrimiento, sino que se consolida con la conquista, empresa ésta tan ardua que no tiene término posible de comparación en los anales de todos los pueblos. 3º. Que la España descubridora y conquistadora volcó sobre el continente enigmático el magnífico valor de sus guerreros, el ardor de sus exploradores, la fe de sus sacerdotes, el preceptismo de sus sabios, la labor de sus menestrales, y derramó sus virtudes sobre la inmensa heredad que integra la nación americana. Por tanto, siendo eminentemente justo consagrar la festividad de la fecha en homenaje a España, progenitora de las naciones a las cuales ha dado con la levadura de su sangre y la armonía de su lengua una herencia inmortal, (…) Se declara Fiesta Nacional el 12 de octubre. (…)

No hay comentarios:

Publicar un comentario